El turismo de aventura es un tipo de turismo que implica
exploraciones o viajes con una percepción —y, posiblemente, existencia real— de
riesgos, y que potencialmente requiere de destrezas especiales o de ciertas
condiciones físicas.
La diferencia del turismo de aventura y los deportes de
aventura estaría en que en la segunda actividad hace falta una preparación
mínima y un equipo apropiado, como lo es practicar rápel, escalada, carreras de
aventura o montañismo.
El turismo-aventura se diferencia del deporte de aventura,
principalmente, por que en este último no existe una relación contractual de
carácter económico, la cual es desarrollada por personas cuya relación en la
práctica de la actividad es exclusivamente recreativa o deportiva (deportistas,
grupos de amigos, familias) o académica (escuelas de deportes, clubes
deportivos, etc.), generándose una relación instructor-alumno. Las actividades
de turismo aventura, si bien se derivan de la práctica del deporte aventura ya
sea por deportistas fuera de su lugar de residencia habitual o por personas que
desean experimentar la práctica de estos deportes en el medio natural pero debe
existir una relación económica (prestador de servicios-cliente), lo que permite
definir claramente las responsabilidades contractuales entre un prestador (tour
operador, agencia de viajes, guía de turismo) que ofrezca este servicio y un
cliente (excursionista o turista) quien está dispuesto a pagar por estos
servicios. Las actividades desarrolladas en el medio natural son en muchas ocasiones
las mismas (excursionismo o trekking, montañismo, descenso en balsa o rafting,
etc), salvo aquellas que son exclusivamente con fines deportivos y de
competición (campeonatos, rallies, etc.)
El turismo de aventura puede clasificarse según su dificultad:
baja, moderada o alta.
En los viajes de turismo de aventura se encuentra implícito
el conocer lugares, su gente y su cultura de manera activa y participativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario